Este es un día especial, más allá del profundo significado que tiene dejar las aulas de este querido Gonzaga, está el hecho que, durante todos estos años, hemos visto crecer a nuestros hijos.
Curiosamente, cuando pasa
el tiempo, caemos en cuenta que únicamente nuestros amigos que cultivamos en el
colegio son los que perduran a lo largo de la vida.
Podrán existir conocidos, en nuestra vida profesional, pero no verdaderos amigos, y esto sucede porque nuestros amigos y amigas del colegio nos han visto crecer, saben nuestras angustias y debilidades, pero también nuestras sensibilidades y fortalezas.
Podrán existir conocidos, en nuestra vida profesional, pero no verdaderos amigos, y esto sucede porque nuestros amigos y amigas del colegio nos han visto crecer, saben nuestras angustias y debilidades, pero también nuestras sensibilidades y fortalezas.
Porque la amistad es la
base para crear lazos que son perdurables. Esos lazos, esas eternas redes que
se establecen, son –en definitiva- las que cuentan en la vida. Porque donde
está un amigo no falta nada. Ya nos decía San Pablo que una buena amistad es
más fuerte que la muerte y que lo que procura el amigo es hacer a su amigo todo
el bien, y eso es una bendición de Dios.
“Vuestro
amigo, es la respuesta a vuestras necesidades.
Es
vuestro campo, que sembráis con amor,
y
cosecháis con gratitud.
Y
es vuestra mesa,
y
el fuego de vuestro hogar.
Porque
acudís a él para saciar vuestra hambre.
y
lo buscáis en procura de paz.
Cuando
vuestro amigo revela sus pensamientos,
no
teméis el " no " en vuestra propia mente,
ni
retenéis el " sí ".
Y
cuando el guarda silencio,
vuestro
corazón no cesa de escuchar a su corazón.
Porque
en la Amistad,
todos
los pensamientos,
todos
los deseos,
todas
las expectativas,
nacen
sin palabras,
y
son compartidas con callado gozo.
Cuando
os separáis de vuestro amigo,
lo
hacéis sin aflixión.
Porque
lo que más amáis en él,
puede
ser más diáfano aún en su ausencia,
como
para el alpinista la montaña aparece más despejada desde la llanura.
Y
dejad que en la Amistad
no
exista otro propósito
que
el de profundizar el espíritu.
Porque
el amor que busca otra cosa,
que
no sea la revelación de su propio misterio,
no
es amor, sino una red tendida,
y
solamente lo inútil es pecado.
Y
procurad que lo mejor de vosotros,
sea
para vuestro amigo.
Si
debe conocer vuestra bajamar,
dejadlo
conocer también vuestra pleamar.
Porque
¿qué amigo es aquél
que
tuvierais que buscar para matar las horas?
Buscadlo
con horas para vivir.
Porque
es misión suya
llenar
vuestras necesidades,
pero
no vuestra vaciedad.
Y,
que en la dulzura de la amistad
haya
lugar para la risa, y,
para
los placeres compartidos.
Porque
en el rocío de las pequeñas cosas,
el
corazón encuentra su mañana,
y,
toma su frescura.”
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