La Profesora Fabiola Narváez, de Coordinación de Familias, nos comparte esta información:
"Por Mireia Long (de la pedagogía blanca)
Cuando un niño
llega a la adolescencia vamos a tener que rebajar nuestra intervención en
muchos aspectos de su vida, en los que debe actuar con creciente autonomía y responsabilidad. Las normas y límites deben ser claros pero también
tenemos que ser capaces de ir negociando aquellos que encontremos necesarios y
también, si hay conflictos, evitar también ahora los castigos y trabajar la
disciplina de forma especialmente cuidadosa, respetuosa y empática.
No hay que
exagerar
Hay muchos aspectos personales
en los que el adolescente exigirá mayor independencia y nuestro deber es
permitírsela, evitando las críticas ofensivas y también cambiando las normas
que hasta ahora hemos tenido. El elegir actividades deportivas y de ocio, la
música y la moda son parte del desarrollo del adolescente. También tiene que
poder elegir sus lecturas, series y películas, así como los temas en los que
desea convertirse en experto con su estudio o esfuerzo. Puede que no todo lo
que el adolescente elija nos guste, incluso puede haber cosas que nos
desagraden y choquen con nuestro modo de vida. Respeto ante todo. Si realmente
no estamos hablando de costumbres o gustos ofensivos o peligrosos habrá que
permitírselos, estando siempre atentos a su bienestar y desarrollo.
Pocas reglas pero
muy claras
Las reglas de la casa deben
estar muy claras y ser, en lo posible, evidentes en su necesidad. Con un
adolescente, más que nunca, debemos ser capaces de flexibilizar las reglas,
consensuarlas con ellos y explicarles las razones. No todos los miembros de la
familia van a tener las mismas reglas, pero es importante que vayamos
adecuándolas pues, a medida que se acerca a la vida adulta, nos va a pedir que
las reglas que él cumple las cumplamos nosotros en los casos que sea posible:
no fumar, no poner música alta, cambiar planes comunes…
Los horarios suelen ser fuente
de conflicto con algunos adolescentes. Su horario tiene que estar claro y no
suelen entender tampoco que sea muy diferente al de sus amigos, siempre que sea
posible podemos negociarlo con ellos y estar dispuestos a ser flexibles en
alguna ocasión. En realidad más que poner normas lo que van a necesitar
es que les demos la oportunidad de ser responsables, confiando en ellos y nunca
reaccionando antes de que nos den una explicación de sus motivos para
cuestionar alguna regla.
Es importantísimo, más que imponer disciplina o castigar, el hacer que el
adolescente sepa que contamos con que es una persona competente y responsable
capaz de hacer las cosas lo mejor posible y también, como nosotros lo somos,
capaz de aprender de sus errores. Hay que resaltar lo que si hace, lo que si ha
logrado, lo que ha cumplido, valorando y felicitándolo por sus éxitos.
Nuestro adolescente está
descubriendo muchas cosas nuevas y afrontando muchos retos. Merece y necesita
ser reconocido por ello. Recalcando lo que ha logrado aumentamos su confianza.
Si nos centramos en la crítica en lo que no logra, algo que le hará sentirse
incomprendido y juzgado injustamente."
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