La Profesora Fabiola Narváez, de Coordinación de Familias, nos comparte esta información:
"Ser
padres es demandante y como hemos dicho necesita de tiempo, no solo en calidad
sino en cantidad, pero aun siendo conscientes de ello, y aunque realmente
queramos, la sensación de falta de tiempo es real.
La vida actual es compleja, con ambos padres
trabajando, con varias responsabilidades que nos exige la vida moderna, y
muchas necesidades, algunas de ellas creadas o realmente innecesarias. En todo
caso más allá de que quizá debamos replantear nuestras prioridades, pasamos a
veces sintiéndonos culpables o frustrados como padres.
Se
ha preguntado por ejemplo alguna vez: "¿Mis hijos sufren porque tienen una
madre que trabaja? ¿Les estoy privando de algo?" La respuesta a eso
depende de lo que usted cree y lo que hace. Aunque a continuación se parta de
la experiencia de las madres que trabajan, lo que a se explica sirve para cualquier circunstancia
de la vida tanto de padres como de madres.
Muchas
personas felices fueron criadas por madres trabajadoras. No son las
circunstancias de la vida, pero cómo las percibimos y lo que hacemos con ellas
lo que tiene realmente impacto en la vida. Cada persona decide si los desafíos de
la vida serán piedras u obstáculos o escalones hacia la alegría y realización personal. Entender esto no niega
las luchas y preocupaciones de las madres y padres, pero puede ofrecer una
esperanza y una base para hacer frente a la lucha en forma que beneficie en
lugar de dañar a los niños.
Empecemos
por las creencias. Es un mito que los niños que tienen una madre que trabaja
son automáticamente privados de muchas cosas más que los niños que tienen una
madre que se queda en casa. Muchas madres que se quedan en casa son tanto o más
ocupadas que las que no. Sin embargo, los niños suelen adoptar las actitudes de
sus padres (o aprenden a manipular en las áreas débiles). Si usted se siente
culpable y temerosa de que sus niños se verán privados, lo más probable es que
se sientan privados. Ellos pueden desarrollar una mentalidad de víctima, o
pueden jugar con su culpa por privilegios especiales. Por otro lado, si usted
tiene una actitud valiente y optimista, sus hijos estarán influenciados por
ello y van a aprender de usted.
Renuncie a la
creencia de que usted tiene que compensar a su hijo por ser una madre
trabajadora. Presente sus circunstancias con una actitud positiva: "Así es
como es, y vamos a hacer lo mejor que podamos con ello”.
El mayor regalo que
le puede dar a sus hijos es tener una actitud esperanzada en la vida, no
importa cuáles sean sus circunstancias, todas las circunstancias, no importa lo
difícil que sean, ofrecen oportunidades para aprender y crecer. Centrarse en
cómo usted puede sacar provecho de sus oportunidades presentes como una madre
que trabaja fuera para ayudar a que sus hijos se sientan especiales. A
continuación se presentan siete posibilidades.
1.)
Tómese
tiempo para abrazarlos. No importa lo ocupado
que esté, siempre hay tiempo para un abrazo de tres segundos. Eso es un abrazo
sustancial que puede levantar el ánimo y cambiar actitudes - la suya y de su
hijo o hija. A veces un abrazo puede ser el método más eficaz para detener la
mala conducta. Pruébelo la próxima vez que usted se sienta agotado o su hijo se
esté quejando o lloriqueando y compruébelo usted mismo. Dar abrazos en la
mañana, justo después del trabajo, o varios durante la noche, uno más largo
antes de acostarse. Ustedes dos se sentirán muy especiales.
2.) Celebrar reuniones
familiares semanales. Momentos de veinte a
treinta minutos a la semana es una pequeña inversión de tiempo con enormes
ganancias. Los niños se sienten muy especiales cuando se les escucha, son
tomados en serio y ven que sus pensamientos e ideas son validadas. Ese es el
beneficio inmediato. La recompensa en un futuro cercano es que se puede
resolver muchos problemas cotidianos durante una reunión familiar. Sus hijos
pueden ayudarle a crear rutinas para la mañana y rutinas para antes de dormir y
encontrar maneras creativas para el manejo de las tareas domésticas. Es increíble
cómo los niños están más dispuestos a seguir las reglas y planes que han
ayudado a crear. A largo plazo, el beneficio es que los niños aprenden
habilidades importantes de la vida tales como habilidades de comunicación y
habilidades para resolver problemas. Piense en los beneficios que significa
para su futura vida laboral y sus relaciones. Se tarda mucho menos tiempo en
realizar reuniones familiares semanales donde los niños aprenden a cooperar y
resolver los problemas que el tiempo que se necesita para “darle la lata”,
sermonear y regañar. Durante los tiempos difíciles los padres a menudo
encuentran alivio o crean una distracción de un problema simplemente invitando
al niño a poner el problema en la agenda de la reunión familiar. Todo el mundo
aprende a confiar en que una solución respetuosa se encontrará
pronto.
3.) Pida ayuda.
Los niños necesitan sentirse necesitados. Es muy diferente cuando se pide ayuda
en forma de invitación en lugar de dar sermones y regaños. "Apreciaría
cualquier cosa que puedas hacer para arreglar la sala antes de la cena"
por lo general invita mucho más a cooperar que, "¿Cuántas veces te he
dicho que no dejes todas sus cosas tiradas por toda la sala?" Los niños se
sientan especiales cuando están ayudando. Ellos no se sienten especiales cuando
están siendo regañados y reprimidos.
4.) Pase regularmente tiempo
especial programado. Esto no toma mucho tiempo
y puede ser reconfortante para los padres y los niños cuando es parte del
horario programado. Los niños muy pequeños necesitan tiempo especial diario
durante diez a quince minutos. Esto no quiere decir que no puede pasar más
tiempo que eso. Lo que significa es que usted ha programado un tiempo especial para
usted y su niño con el que cuentan y por el que esperan. Una madre programó
tiempo con su hija para leer libros o jugar juegos de 6:30-6:45. A su hija le
encantaba ayudar a su madre a preparar la cena con la mirada puesta en puesta
en su tiempo especial. Si el teléfono sonaba durante el tiempo especial, mamá
decía: "Lo siento, no puedo hablar ahora. Estoy en un tiempo especial de
Tara". Tara se sentía genial. Después de la edad de seis, 30 y 60 minutos
a la semana funciona bien. Con los adolescentes puede hacer una cita especial
solo para los dos una vez al mes. En este sentido la cantidad de tiempo que no
es tan importante como la actitud creada por el tiempo programado de
"especial". Los niños se sienten especiales cuando saben que el
tiempo con ellos es tan importante para usted como el resto de sus citas y
tareas. Durante momentos en que usted está demasiado ocupado o demasiado
cansado,
los niños no se sentirán descontentos (y usted no se sentirá culpables) cuando
puede decir: "Estoy demasiado ocupado o demasiado cansado, pero estoy
deseando que llegue nuestro tiempo especial ".
5.) Comparta momentos tristes
y felices, como parte de la rutina de la hora de
acostarse. Al meter a su hijo en la cama en la noche, como parte de la oración
por ejemplo, tome unos minutos para dejar que comparta lo más triste que le
pasó ese día. Sólo escuche con respeto, sin tratar de resolver el problema.
Luego usted comparta su momento más triste del día. Luego hagan lo mismo
compartiendo su evento más feliz del día. Usted podría sorprenderse de lo que
oye cuando sus hijos tienen unos minutos de su atención para evaluar su día y
escuchar acerca del suyo. Es como una pausa Ignaciana.
6.) Tómese unos segundos
para escribir una nota para la lonchera de su hijo, almohada, o en el espejo.
Una mamá muy ocupada decidió poner una nota en la bolsa de almuerzo de su hija
todos los días durante un año. Se tomó el tiempo en los taxis o en espera de
una cita para escribir varias notas o rimas tontas con anticipación. Ponía
cosas como "Del cielo cayó una rosa, Sarita la cogió, se la puso en la
cabeza y que linda que quedó". Cuando ella viajó, le dijo al padre que
meta en la lonchera una nota por cada día que ella iba a estar ausente. Las
amigas de su hija se reunían a su alrededor en el recreo ansiosas por escuchar
la nota del día. Su hija se sentía muy especial.
7.) Cuando
tenga que salir en el auto en un trayecto corto, pida a uno de sus hijos que le acompañe, con el único fin de
pasar un momento juntos. Usted puede transformar esto en un gran evento, incluso
armando un cuadro durante una reunión familiar con turnos para sus hijos y
evitar conflictos. Durante estos paseos sea un oyente cercano (no haga
preguntas). Usted puede sorprenderse por lo mucho que sus niños pueden abrirse
y comenzar a hablar cuando no hay una "inquisición" que les haga
callarse. Simplemente hágales saber lo feliz que es al tener unos minutos para
estar con ellos, y compartir momentos especiales de su propia vida o del día.
Los niños se sientan especiales cuando usted se comparte a sí mismo.
Ayudar
a que su niño se sienta especial es una cuestión de planificación y de hábito,
no una falta de tiempo. El beneficio adicional de hacer un hábito el ayudar a
que su niño se sienta especial es que usted se sentirá como una mamá o papá
especial."
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